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Entrevista a Pepe Mujica, ex Presidente República Oriental del Uruguay.


“Lo que pasa en Brasil es por el fanatismo”

“Alberto Fernández es el indicado para llevar a la Argentina adelante”

“Donald Trump: Un hombre peligrosísimo”

“Absolutamente nadie tiene claro nada, lo único que está claro es la incertidumbre”

“Yo creo que los expertos no deben sustituir a la política y la política no debe ignorar la opinión de los expertos”

“Existe un inconformismo latente como legado cultural de la sociedad consumista, un tanto frustrada”

“Yo creo que hay una cierta tendencia a votar en contra”.


Sobre su experiencia en la cárcel.

Yo no se la recomiendo a nadie, lo único que puedo decir con absoluta franqueza es que la pasé muy mal pero que a la postre, con el correr del tiempo, no fueron años inútiles sino talvez donde aprendí mirando y caminando hacia dentro de mi mismo, en el medio de la soledad surgieron algunas claves que después empezaron a pautar mi vida.

Le intento transmitir a la gente que la adversidad, si no te destruye, probablemente te enseñe mucho más que la bonanza.

Sobre el confinamiento en un contexto de crisis sanitaria.

La modernidad y el avance tecnológico nos provoca un conjunto de comodidades que paradójicamente tienden a crear en nosotros una fragilidad y una debilidad que cualquier hombre antiguo se horrorizaría, porque si la especie humana fuera tan débil no habría llegado hasta acá, seguramente se habría quedado por el camino.

Seguramente que si la especie humana llegó hasta aquí en esa larga peripecia, talvez un par de millones de años, es porque el sapiens tiene un margen de fortaleza dentro de sí mismo que lo hace posible. La blandura, la comodidad, el entrar en una pieza y prender una luz con la mano, el tener todo al alcance de la mano, todo prehecho, todo cómodo, al final nos hace unos soberbios inútiles.

Sobre el derrotero de la humanidad en esta “era de la incertidumbre”.

La humanidad no estaba lista, la humanidad se tiene que ir haciendo lista en el camino, está sufriendo y no tiene mucho tiempo para adaptarse. Es evidente que toda esa incertidumbre sobre todo lo que va a pasar con la economía mañana es sentido de todo.

Algunos sueñan con un rebote rápido, otros pronostican una crisis peor que la de 1930, y así sucesivamente, una serie de bandazos, consecuencia: absolutamente nadie tiene claro nada, lo único que está claro es la incertidumbre.

Aún desde el punto de vista médico y sanitario han habido contradicciones porque todo se va descubriendo sobre la marcha. Entonces, un día nos decían ¡cuidado los fumadores! y otro día aparece la información de unos señores médicos en Paris preocupados por si la nicotina combate el virus ya que encontraron que la mayor cantidad de gente enferma no eran fumadores y que había que investigar, entonces… es como para gritar ¡socorro!

Sobre la supremacía de los “expertos” frente a los políticos en tiempos de crisis.

Yo creo que los expertos no deben sustituir a la política y la política no debe ignorar la opinión de los expertos, ojo, porque también la política no se puede transformar en pelotazo.

Hay que tener en cuenta y hay que sopesar pero las decisiones al final son políticas, porque evidentemente corren muchas variables, algunas de las cuales están ocultas dentro de la incertidumbre y hay que tomar decisiones y ese es el papel que tiene la política.

Los humanos somos gregarios y somos por construcción biológica animales sociales y no podemos renunciar a eso; y si somos gregarios tenemos una enorme interdependencia pero la sociedad es una composición de muchos individuos y eso genera contradicciones e intereses confrontados, y eso quiere decir que hay conflicto. El papel de la política es por tanto terciar, administrar esos conflictos.

Al final las decisiones siempre son políticas, el problema es quién las toma, cómo se toman y cómo reflejan el sentido de la mayoría de la gente.

Sobre el auge de liderazgos autoritarios en un contexto de crisis.

Es posible que esas enfermedades surjan, afirmaciones neonacionalistas sobre todo en el área desarrollada del mundo. Es posible que aparezca una especie de neonacionalismo industrialista que levante la bandera de “no queremos depender de tanto insumo importado de China, lo podemos hacer acá, etc.”

Esos golpes chovinistas es muy posible que existan pero porque toda esta pandemia se refleja en un cuadro social en donde hay un largo estancamiento de las clases medias, sobre todo de la mayoría de las clases medias, que por su carácter de clase media aspiran a más y hace rato que están bastante congeladas, porque el grueso de la economía está generando un proceso de altísima concentración en minorías muy fuertes.

Ya antes de la pandemia en todo el área industrial del mundo se notaba una resistencia de vastísimos sectores de las clases medias, había un inconformismo presente. Esto del virus no va a eliminar eso, por el contrario, van aparecer posturas un poco demagógicas tratando de encauzar esa disconformidad que está ahí en esas clases medias que aspiran a más, y que hoy están congeladas.

Yo creo que hay una cierta tendencia a no votar a favor si no a votar en contra, aunque lo que se vote en contra no se tenga muy claro para que sirve ni lo que es. Algo así como intentar descartar lo que ya hay e internarse en algo que se supone que es mejor pero que no se tiene del todo claro.

Es que sino hay cosas que no tienen explicación, no tiene explicación que la sociedad norteamericana termine con Trump; tampoco que México se haya hecho de izquierda en un 70%, o que Brasil se haya hecho masivamente fascistoide. Más bien son reacciones que tienen mucho de humor político y poco de conciencia de desarrollo ciudadano, me da la impresión.

Ese inconformismo está latente porque es un legado cultural de la sociedad consumista, un tanto frustrada.

En esa vorágine de esta cultura funcional a la acumulación que tiende subliminalmente a confundir la felicidad con comprar cosas nuevas, este residuo cultural de la sociedad consumista es mucho más fuerte que cualquier ejército porque determina las relaciones de millones de personas anónimas todos los días. Cuando choca contra las barreras de la realidad produce un brutal inconformismo que está latente en nuestras sociedades.

Sobre el Brasil de Jair Bolsonaro.

Pienso que es increíble lo que puede el fanatismo… Hay una diferenciación que no es ni de izquierda ni de derecha y es la actitud más bien de los personajes que han estado al frente de todo esto, allí donde se restó la seriedad del peligro que significa este virus y donde se procedió con medidas tempranas a políticas de aislamiento las consecuencias no han sido tan devastadores. Allí donde se despreció y se dijo “es una gripecita”, donde se le dio tiempo al contagio, las consecuencias están a la vista y son desastrosas… En Brasil ha pasado eso y ha pasado por el fanatismo y por la ausencia total de sentido autocrítico. En Inglaterra cometieron el mismo error pero por lo menos después recapitularon.

Sobre la Argentina de Alberto Fernández.

Tiene un desafío enorme no solo por el coronavirus, tiene un durísimo desafío por la encrucijada por la cual pasaba su país, el problema de la deuda es atenazante, y creo que intenta llevar el timón con mucha bonhomía hacia adelante.

Ha priorizado la batalla contra la enfermedad y no puedo tener otra idea que reconocerle y agradecerle, no obra como un fanático, tiene sus convencimientos propios pero está en una situación muy difícil.

Me siento muy ligado a las peripecias del pueblo argentino, que es un pedazo de mi pueblo, al fin y al cabo nacimos de la misma placenta, los orientales somos un desgarrón de la argentinidad, dicho por las realidades de la historia, pero es muy grande la identidad que tenemos y no podemos desear otra cosa que la Argentina pueda remontar.

La historia nos demuestra que cuando la Argentina anda bien nosotros (en Uruguay) tendemos a andar también bien; somos parte directa y groseramente interesada en la recuperación de la Argentina.

Esperamos que al fin y al cabo este mundo pueda establecer una salida negociada en el problema de la deuda que no ahorque a la Argentina, que le de un tiempo para recuperarse porque quien conoce la historia de Argentina sabe que tiene fuerza para recuperarse.

Ya lo ha hecho antes y que de que va a salir va a salir si el mundo la ayuda un poco, y ayudar significa una negociación que ceda y que de condiciones de pago que estén dentro de los términos posibles.

Creo que Fernández es el indicado para llevar a la Argentina adelante en esa negociación que es determinante para el porvenir.

Confesiones más íntimas.

A sus 85 años dice sentirse bien, tranquilo en su chacra donde dispone de espacio suficiente para trabajar la tierra.

Sobre su infancia confesó que era un estudiante regular, “algunas cosas me gustaban pero a otras no les daba pelota”. Dijo que las materias que más le apasionaban eran Historia Nacional, Física y Literatura.

Sobre su gusto por el fútbol se confesó hincha del Club Atlético Cerro, un equipo con el que tiene una vinculación barrial.

Dijo que dejó de ir a acompañar a su equipo al estadio porque “hace unos años tuve una seguidilla de cuatro partidos que el Cerro perdió y me dije: yo le estoy haciendo mal a mi equipo”.

Confesó que le gusta mucho también el ciclismo, se declaró seguidor del ciclista uruguayo Atilio François (1922-1997), nacido en el pueblo de Juan González a escasos kilómetro de la ciudad de Carmelo, y lamentó que a la juventud de hoy le guste más la “gasolina”, dijo que “ahora les encantan las motos”.

Contó sobre sus primeras curiosidades políticas que pasaba todos los veranos con sus abuelos maternos que “eran descendientes directos de italianos, hablaban italiano en la mesa y eran nacionalistas. Mi abuelo era blanco y tenía un hijo mayor un poco más desarrollado en el campo de las ideas, admirador de Perón, que recién surgía en Argentina”.

“Yo muy tempranamente milité en una agrupación de origen libertario en el 4to año del Liceo y todavía en aquellos tiempos el movimiento anarquista tenía cierta importancia en el Uruguay, fue el fundador de los primeros sindicatos”.

“En realidad muy tempranamente tuve una inclinación de izquierda y más adelante cuando tenía 20 años acompañé al Partido Nacional porque allí había surgido un hombre que va a terminar por fundar el Frente (Amplio) pero que dentro del Partido Nacional tenía evidentemente posiciones progresistas, se llamaba Enrique Erro y yo lo acompañé. Mi militancia en el Partido Nacional tiene que ver con eso, más que nada”.

“Quien conozca la historia del Uruguay sabe que dentro de los partidos nacionales surgieron gente muy progresista, dentro del partido Colorado también como don José Batlle y Ordóñez, y eso tiene que ver con la génesis política del Uruguay”

Tiki taka, definiciones en pocas palabras.


Un país preferido fuera de Uruguay: Argentina.

Una palabra preferida “a lo uruguayo”: orientales.

Un personaje histórico fuera de Uruguay: Bolívar y Lincoln.

Un personaje político con el que más se ha reído: Con Lula.

Alejo Carpentier: Especie de crisol del idioma de América.

Lucia Topolanski: La compañera, menos mal que la encontré.

Papa Francisco: Un gran amigo.

Donald Trump: Un hombre peligrosísimo.

Luis Lacalle Pou: Está haciendo su experiencia y su camino.

Su perra Manuela: Un recuerdo imborrable.

La FIFA: Una trampa.

Una flor favorita: El cartucho.

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