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Entrevista exclusiva a Gustavo Petro


“Le recomendaría al Presidente Duque que lea”

“Duque está sentado en ese sillón gracias a grandes alianzas con poderes de la exportación de cocaína”.

Sobre la democracia 

Colombia se muestra al mundo como una democracia, pero es otro estilo de régimen. No puedes ver aquí lo que sucedió en el cono sur con las dictaduras, pero lo que aquí hay es un régimen antidemocrático.

En buena parte de los territorios colombianos, en especial en los que geográficamente son claves para la exportación de cocaína, el poder no es el de la constitución; el poder es de las mafias armadas que matan. En este período ya llevan casi 700 civiles en esos mismos territorios asesinados, pero en tiempos pasados esa misma cifra llega a 200 mil personas asesinadas, 60 mil desaparecidas.

En el palacio de gobierno y en sus visitas internacionales, Duque parece un Macron: un hombre occidental, avanzado, moderno; pero la única forma que esté sentado en ese sillón es con unas fuertes alianzas con ese tipo de poderes que están girando alrededor de la exportación de cocaína en buena parte de los territorios colombianos.

Es una alianza entre el que funge de estadista pero sin poder rea y los poderes fácticos de Colombia que son los hombres más ricos que son la prensa que construyen opiniones favorables al mandatario y una clase política que esta ligada estrechamente a los ejércitos privados del narcotráfico. Sobre Colombia

Es un país muy diversos, con diferencias regionales muy marcadas por sus propia geografía y su historia.

La realidad centralista de Colombia ha determinado una tendencia que comenzó con los estudios: los mejores colegios públicos, las mejores universidades están la capital y eso hizo que mucha gente joven saliera del Caribe y otras regiones a estudiar en Bogotá entre esos mi papá. Por eso terminé criándome en as cercanías de Zipaquirá y estudiando donde lo hizo nuestro premio Nobel, Gabriel García Márquez.

Sobre los procesos electorales

En Colombia vota tan poca gente por desconfianza en el sistema. La mitad no vota, y de la mitad que sí vota un porcentaje es comprado directamente.

En los territorios más empobrecidos, los mafiosos compran el voto con 40 dólares por persona. Así lo hacen con millones y así se hacen elegir. Obviamente eso no es un régimen democrático.

Es un régimen que usa el dinero en efectivo que pulula por toda Colombia sin registro, dinero de la corrupción, dinero de la mafia para comprar electores pobres que necesitan comer al otro día.

Cualquier ciudadano, vote o no vote, lo que siente es que el político no le corresponde a sus intereses, ni le va a corresponder.

Sobre el cambio climático

Lo que hemos vivido es el boom de la materias primas, fundamentalmente de petróleo, carbón y gas. Son las mismas materias primas que el capitalismo usa como su fuente principal de energía en la acumulación de capital mundial que esta generando el cambio climático, es decir, la extinción de la vida en el corto plazo.

¿Cómos e explica que un progresismo latinoamericano enriquezca a su sociedad y construya políticas sociales fuertes sobre la base de la exportación de recursos que pueden acabar la vida? Hay una contradicción flagrante.

Hay un discurso de insostenibilidad y una especia de ceguera progresista en América Latina.

El progresismo no tiene un discurso para los tiempos del cambio climático en América Latina.

Hay que salvar el planeta, hay que salvar la vida y eso implica unos cambios culturales de estructura económica que no necesariamente son dolorosos.

América Latina no puede ser extractivista. Debe abandonar el carbón, el petróleo y el gas. Es obligatorio, sino no vivimos.

Sobre la igualdad de género

No hay democracia si la mujer no tiene poder porque las relaciones son desiguales como ha sido la tradición como las latinoamericanas.

Hay una realidad acumulada de poder masculino que incluso ha hecho sinónimo la palabra masculino con el término poder.

Son los tiempos de la democracia real y tienen que ser multicolores, diversas y ahí entra la equidad de género entre hombre y mujer que es fundamental y sin eso no hay democracia.

Sobre su paso por la alcaldía de Bogotá

Fue mi primera experiencia de gobierno en una región grande, más 8 millones de habitantes, la capital de Colombia, medio de un país uribista y en guerra.

Vieron que alguien que defiende un proyecto progresista y que no se ha arrodillado ante ellos les gana la alcaldía, hubo una reacción que en términos de democracia no fue respetuosa, no se lo aguantaron y empezaron a ver cómo podían sacarme de la Alcaldía.

Por no subir el precio del pasaje en los buses públicos, un contralor me multó por 100 millones de dólares.

En las elecciones tuve 8 millones de votos y casi le ganamos las elecciones presidenciales a la oligarquía colombiana por primera vez en la historia.

Sobre el ‘lawfare’ o la judicialización de la política

La Corte Constitucional, cambió su doctrina jurídica por un voto. Siempre había dicho que las sanciones fiscales o cualquier inhabilidad de ley no podían ser inhabilidades para ser presidente porque estas están en la Constitución. Esa doctrina se cambió y si por hoy fuera no podría ser candidato.

El fiscal de Odebrecht, Néstor Humberto Martínez, intentó construir una serie de procesos penales con la intención de meterme preso.

El establishment colombiano quisiera que yo esté fuera del juego político en el país.

Sobre el progresismo latinoamericano 

El progresismo no logra con una agenda de otro tipo, que no significa pasarse a la derecha, seducir al electorado.

Hay que construir un nuevo proyecto político para América Latina.

Sobre política

Los políticos dejaron de leer.

Le recomendaría al presidente Duque que leyera, simplemente eso.

He leído que “el uribismo es una enfermedad que se cura con la lectura”.

Sobre el periodismo y la comunicación

La política es comunicación.

Hicimos un periódico prácticamente con las uñas que se llamó Carta al Pueblo.

Sobre su militancia política y social

Mi vida cotidiana, en el pueblo de Zipaquirá, transcurría entre la labor clandestina de la organización de obreros y mucho estudio.

El Barrio Bolívar 83 fue una experiencia de cómo construir democracia, comunidad, el trabajo y la toma de decisiones.

Fue una lucha dura, nos intentaron desalojar muchas veces con bates. Pero la gente resistió y se generó cofradía.

El M-19 tuvo raíces en los Tupamaros y los Montoneros.

Sobre su experiencia en la cárcel

Cuando llegué a la cárcel fue cuando me hice hombre. Suena un poco machista pero en esa sociedad subterránea se ve lo peor de la sociedad pero también lo más golpeado.

En octubre de 1985 me cogieron preso por primera vez. Yo era un militante del M19 que había hecho publica su militancia en un período de paz, pero por directrices que eran un tanto equivocadas, la orden que teníamos es que éramos una estructura militar y debíamos quedarnos donde habíamos desarrollado trabajo popular a pesar de la persecución del estado.

Tuve mi primer hijo estando preso. Nunca pude criarlo porque después de salir de cárcel pasé a la clandestinidad.

Sobre su vida

De los primeros libros que leí está Miguel Strogoff del escritor francés Julio Verne.

Leyendo los libros de mi papá me volví un lector empedernido. Los libros han sido un aliado fundamental en muchas de mis luchas políticas.

Sobre el fútbol 

Colombia quizás es la mejor selección que hay ahorita en la Copa América.

Las dos pasiones de mi hija son el Barca y Millonario FC de Bogotá. Ella es arquera y se está entrenando en una escuela.

El fútbol femenino lo dirigen hombres y ya han aparecido varios escándalos y en las escuelas de futbol que se han abierto, aunque alguna pocas aceptan mujeres, no hay competitividad entre equipos femeninos y todo el proceso de selección termina perjudicándole



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